Un Momento...

miércoles, junio 09, 2004

Con los calores que nos ofrece el mes de julio, se evaporan las normas de prudencia, moralidad y elegancia. Cada vez se muestran más centímetros de piel y menos de rasos, algodones, sedas, u otros tejidos menos porosos...

Claro, que sobre este tema el papel del "hombre oficinista" no varia mucho, simplemente pasamos del uniforme de invierno al de verano que salvo algún "oficinista hippy"(mayoritariamente del sector informático) suple, con mucho miedo, con un pantalón de pinzas y un polo (los más atrevidos) o camisa de manga corta o larga "arremangá".

El vestuario femenino queda en algunas ocasiones compuesto por pequeñas y únicas prendas de no más de 70 centimetros, lo que provoca en los pobres y vestidos "hombres oficinistas" unos sofocos tan difíciles de llevar que cuando por fin salen a la calle, pasan frio.

A media mañana aparecen las poco arropadas oficinistas, moviendo convulsivamente las manos a modo de acto reflejo, quejándose del frío que pasan por culpa del aire acondicionado, mientras los pobres y vestidos "hombres oficinistas" van dejando un reguero de sudor y babas por la tortuosa y obligada senda por la transcurre su día a día.

Y ante este penoso panorama.......¡Señoras, hagan el favor de vestirse, por lo menos, para ir a la oficina¡

Lo piensa y lo dice (puedes no estar de acuerdo)Toña a las 5:21 p. m. y dicen por allí
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