Un Momento...

martes, junio 06, 2006


Nunca habia llorado en público.
Siempre pensé que al llorar te conviertes en un ser vulnerable,
dejando los sentimientos donde todos pueden verlos,
donde todos pueden conocerlos.

Aquel día en el que las sirenas nos sobresaltaron con aquel triste fado,
la radio solo hablaba de horror y nuestras caras reflejaban la tensión y la impotencia,
recuerdo a un hombre que andaba por la Castellana cubriendose la cara,
llena de lágrimas.

En la radio las noticias se sucedían confusamente.
Poco a poco iban llegando los compañeros y nuestras caras se relajaban,
hasta que volviamos contar.

Cuando llegó la última nuestros ojos brillaban pero habiamos conseguido no llorar.
En su mirada traía el horror de quien consigue escapar dejando atrás a los muertos,
de quien sobrevive a las imagenes que su mente le recuerda a cada instante.

Nos miró y nos dijo:
Sois capaces de llorar en el cine por una ficción
y hoy que el horror es de verdad,
¿conteneis las lágrimas?.

Fue entonces cuando aprendí a llorar.

Desde aquel día, mis ojos son fuentes, de emoción, de nervios, de dolor,
de alegría, de orgullo, de cansancio, de impotencia y de locura.

Si me ven, que me vean, y si lo saben, que me envidien porque yo ya sé llorar.

Lo piensa y lo dice (puedes no estar de acuerdo)Toña a las 9:00 p. m. y dicen por allí
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